Os presentamos un especial dedicado a la Acústica de Salas de Cine en Casa, aspecto que muchos aficionados pasan por alto.
Resulta muy importan contar con una sala de Cine en Casa bien equipada; aunque no solo hemos de pensar en el equipo de visionado y escucha, pues hay un factor muy importante a tener en cuenta: la buna acústica de la sala.
En ocasiones sucede qu eel propietario de un Cine en Casa invierte todo su presupuesto en el sistema audiovisual, sin pensar en que, por muy buen equipo de que disponga, éste no sonará d eforma correcta si la sala en la que está ubicado no tiene una buena acústica. Así, es habitual ver salas high end con mucho dinero invertido en ellas pero que suenan con reberveraciones, rebotes, chillonas y poco naturales. No nos olvidemos de que las salas de cine, lugar para el que se concibe la proyección y, como consecuencia el sonido de las películas, cuentan con una muy buena acústica generalmente-. Éstas cuentan con un gran número de butacas (absorventes de sonido, en definitiva), cortinas, moqueta y, cómo no, materiales absorventes y acústicos que, aunque en muchas ocasiones no se ven, están ahí.
Es por eso que con este especial dedicado a la Acústica de Salas, escrito por Raúl Martínez Parra, lo qu epretendemos es informaros sobre la importancia de tener bien tratada acústicamente una sala de Cine en Casa, algo esencial para poder disfrutar del mejor sonido y el más parecido al que los montadores de es te apartado en las película concibieron para la misma.
EVOLUCIÓN DE LA ACÚSTICA
Ya en las primeras representaciones artísticas estaba presente la Acústica. Las primeras y más evidentes expresiones de los conocimientos y dedicación a la acústica quedan de manifiesto en el teatro de la Grecia Clásica y Roma. Desde entonces, y hasta nuestros días, la acústica ha ido evolucionando de la mano de la Física, aun así continúa siendo una ciencia bastante joven (comparada con otras disciplinas), que se encuentra en fase de crecimiento y en la que día a día se van realizando nuevos estudios, avances, materiales....
En los últimos años, la evolución de la electrónica aplicada al sonido, ha avanzado considerablemente, desde sistemas de almacenamiento y lectura hasta los altavoces, pasando por una gran diversidad de equipos intermedios (fuentes de señal, DSPs, estabilizadores,....). No obstante, en la gran mayoría de los casos no se le da la suficiente importancia a los elementos para el tratamiento acústico de salas, empleándose materiales muy primitivos, o peor aún, no realizándose ningún tratamiento de la sala.
Debemos pensar en la sala como un elemento más del sistema; puesto que ésta es el canal por el que trascurre el sonido desde que sale del altavoz hasta que alcanza nuestros oídos. Una sala mal acondicionada o sin acondicionar puede distorsionar el sonido así como introducir coloraciones que provoquen la pérdida de calidad en la escucha de un sistema de alta fidelidad.
Dicho esto, veamos a continuación algunos conceptos básicos de Acústica, así como tipologías de materiales para acondicionamiento acústico, y principales tendencias en la construcción de salas.
CONCEPTOS PREVIOS DE ACÚSTICA
Aislamiento Acústico:
Introducción
La acústica es una ciencia compleja y poco comprendida. Como consecuencia de este desconocimiento, los errores de concepto se propagan con gran facilidad entre un público desorientado por la avalancha de información tecnológica. Si a esto añadimos el efecto distorsionador que suele ejercer el marketing sobre la visión que tenemos de las nuevas tecnologías, no es de extrañar que ciertos aspectos de la acústica puedan llegar a parecer prácticas esotéricas.
La única solución para superar estos problemas es armarse con unos conocimientos sólidos y confiar en profesionales expertos. Aquí se explicarán algunos conceptos básicos sobre acústica.
Fundamentos
El sonido, tal como lo percibimos habitualmente, es el resultado de pequeñas variaciones de presión atmosférica que se producen con gran rapidez. Estas variaciones rápidas de presión se propagan en el aire en forma de ondas sonoras a una velocidad aproximada de 345 m/s. (en realidad la velocidad varía ligeramente en función de la temperatura ambiental principalmente).
Las dos características básicas de las ondas sonoras son su amplitud y su frecuencia. La frecuencia nos da la idea de la rapidez con que se producen las variaciones de presión. Así, si hablamos por ejemplo de una frecuencia de 1000 Hz (ese horrible pitido que acompaña muchas veces a la carta de ajuste de la TV), queremos decir que se producen 1000 variaciones de presión por segundo. Para saber si estas variaciones de presión son grandes o pequeñas necesitaremos conocer su amplitud. Si la amplitud es grande, oiremos un sonido fuerte, si por el contrario la amplitud es pequeña, oiremos un sonido flojo. Como el margen de posibles amplitudes es muy amplio (desde 0,00002 Nw/m? hasta 100.000 Nw/m?) se emplea una escala logarítmica -los famosos decibelios o dB- para tener un sistema de medida más manejable.
Longitud de onda
El comportamiento de las ondas sonoras cuando chocan con un obstáculo es diferente según cuál sea su frecuencia. Para entender el por qué, es muy útil introducir el concepto de longitud de onda. La longitud de onda, que se suele representar por la letra griega lamda) , es el espacio necesario para que una onda sonora (una variación rápida de presión) realice un ciclo completo. Es decir, la distancia necesaria para que la presión aumente ligeramente por encima del valor de la presión atmosférica; disminuya a continuación hasta un valor ligeramente inferior al de la presión atmosférica; y aumente nuevamente hasta ese mismo valor. El número de veces que se repite este ciclo en un segundo es precisamente la frecuencia de la onda (Hz).
Veámoslo con un ejemplo. Supongamos una onda sonora de 3450 Hz (un pitido un poco más agudo que el de la carta de ajuste). Como la onda viaja aproximadamente a 345m/s, resultará que su longitud de onda es:
Se puede conocer la longitud de onda a Se puede conocer la longitud de onda a cualquier frecuencia aplicando este mismo procedimiento (lamda=345/f). Si tenemos en cuenta que el margen de frecuencias audibles para el oído humano está comprendido entre 20 Hz y 20.000 Hz, podemos calcular fácilmente la longitud de onda para cada una de ellas:
Así pues, las longitudes de onda correspondientes a las frecuencias audibles están comprendidas entre unos 17 metros para la frecuencia más baja, y 1,7 centímetros para la más alta. La diferencia es considerable y tiene consecuencias acústicas importantes.
En primer lugar, los objetos que una onda sonora encuentra en su camino representan un verdadero obstáculo sólo si su tamaño es bastante mayor que su longitud de onda. Por lo tanto las frecuencias más agudas (longitudes de onda cortas) verán fácilmente entorpecida su trayectoria por cualquier objeto medianamente grande, mientras que las frecuencias más graves (longitudes de onda largas) no se inmutarán por su existencia. Para aclarar este concepto podemos realizar un sencillo experimento. Siéntese a escuchar música delante de su equipo estéreo al volumen habitual y pida a alguien que ponga la mano delante del tweeter -el altavoz más pequeño- de una de las cajas acústicas. Notará que, de golpe, todo el sonido parece venir de la otra caja. Pídale a continuación que ponga la mano delante del woofer (el altavoz más grande). Ahora no se aprecia prácticamente ninguna diferencia. Esto es debido a que la mano representa un obstáculo para las frecuencias más agudas pero no es obstáculo para las más graves.
Otra consecuencia importante es que cuanta más alta es la frecuencia, mayor es la tendencia de la onda sonora a comportarse como un rayo de luz. Esto significa que cuando una onda sonora choca contra una pared rígida suficientemente grande, se producirá una reflexión de la onda como si la pared fuera un espejo.
Consecuentemente, cuando escuchamos nuestro equipo de sonido no sólo estamos oyendo el sonido proveniente de los altavoces, sino que también oímos las reflexiones de las ondas sonoras en las paredes, suelo y techo de la habitación. Si las reflexiones son importantes, la calidad de escucha se verá seriamente comprometida.
Y, ¿Qué pasa con las frecuencias más graves?. Pues en una sala de estar normal tampoco se salvan. Resulta que cuando la longitud de onda es similar a la distancia entre las paredes, o entre el suelo y el techo, se produce un fenómeno físico conocido como resonancia. En estas circunstancias la habitación se comporta como la caja de un tambor favoreciendo determinadas frecuencias.
Lamentablemente las dimensiones de la mayoría de salas domésticas están dentro de esta categoría. Nuevamente la calidad de escucha se ve afectada debido, en este margen de frecuencias, a las resonancias propias de la sala.
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